Al escribir la entrada anterior, concretamente sobre las funciones que desempeñan los tutores, pensé en cuales son las funciones de un maestro de Educación Infantil o dicho de otra manera, cómo debe ser un maestro. Por este motivo, he querido reflexionar un poco sobre la figura del maestro y las funciones que personalmente considero más importantes.
Antiguamente se consideraba que el maestro tenía la función
de “educar” a los niños, pero la palabra educar se refería al comportamiento
idóneo que se esperaba de ellos.
El maestro educaba a sus alumnos para que éstos estuvieran
calladitos, no molestaran en clase, hablaran con respeto a los mayores, fueran
responsables, buenos estudiantes, memorizaran los contenidos, etc. Para
conseguir estos resultados el maestro podía implantar los castigos que
considerara oportunos si no se cumplían las normas, incluyendo los castigos
físicos.
Si hablamos de la educación infantil, la función del maestro
o más bien de la maestra (pues era considerado profesión de mujeres) cambiaba
respecto a la enseñanza del alumnado de más edad. En infantil, la función era
simplemente asistencial, pues lo único que se esperaba de la maestra es que
cuidarán de los niños el tiempo que éstos permanecerían en la escuela.
Afortunadamente esta situación ha cambiado y, aunque la
Educación Infantil no es obligatoria, ya no cumple únicamente la función
asistencial, sino que en esta etapa el proceso de enseñanza y a aprendizaje
tiene el mismo valor que en los niveles educativos siguientes.
En estas edades, el niño pasa de estar en un ambiente
familiar, donde se siente seguro y protegido, a estar con personas desconocidas
y en un lugar extraño. Por este motivo, el
maestro es el encargado de crear un clima afectivo y social agradable, que
sea para el niño como una continuidad de su hogar. Si siente seguro consigo
mismo, con sus compañeros y con su maestro, podrá desenvolverse y experimentar
en ese nuevo entorno, produciéndose así nuevos aprendizajes.
Para que esta continuidad entre el hogar y la escuela sea
posible, es muy importante que el maestro colabore
con las familias de sus alumnos. El niño aprenderá mejor aquellas cosas que
no ve sólo en la escuela, sino también en su hogar. Por ejemplo, si en la
escuela le enseñamos la importancia de reciclar pero en su casa no lo hace,
difícilmente el niño llegará a adquirir este hábito. Además, la colaboración
con las familias también nos servirá para conocer al alumnado y comprender si
alguna situación familiar está influyendo negativamente sobre el niño (la
llegada de un nuevo hermanito puede provocar que el niño quiera llamar la
atención).
El maestro debe propiciar situaciones de aprendizaje novedosas, que llamen la atención del niño,
le estimulen y le inciten a querer aprender. Hay que tener en cuenta que
estas situaciones deben partir siempre de los intereses de los alumnos y de los
conocimientos que ya poseen, pues así el aprendizaje será más
significativos. También debe intentar usar el juego como una estrategia de
aprendizaje, pues gracias a él los niños conocen el entorno que les rodea
casi sin darse cuenta.
El maestro debe favorecer la socialización de los niños, es
importante que cada niño este integrado y se sienta parte del grupo. Para esto,
el maestro debe realizar agrupamientos
flexibles, en el que los alumnos pasen de trabajar por parejas a pequeños
grupos, o de trabajar de manera individual a trabajar junto con toda la clase.
De esta manera los niños siempre estarán rotando, conociendo así a cada uno de
sus compañeros, se ayudarán mutuamente cuando tengan dificultades y aprenderán
a compartir y a cooperar. Sin embargo, pese a que es importante que los niños
aprendan a trabajar en grupo, el maestro
no debe olvidar la atención individualizada. Cada niño tiene un ritmo de
aprendizaje distinto que habrá que respetar. El maestro debe prestar su ayuda a
aquellos niños que presenten dificultades y, en caso de sospechar que el niño
requiera necesidades educativas especiales, deberá comunicárselo al orientador
del centro, para que de manera conjunta establezcan las medidas más adecuadas.
Desde mi punto de vista, el maestro también debe centrar la
atención en desarrollar la imaginación y
la creatividad de los niños. Creo que se dedican demasiadas actividades a
realizar fichas y muy pocas en realizar actividades plásticas, porque requieren
mucho más tiempo y más materiales. Sin embargo, creo que los niños aprenden
mucho más rápido y de manera significativa cuando hacen cosas por ellos mismos.
En las actividades plásticas o musicales el niño es el protagonista y puede
crear un sinfín sin cosas además de que es mucho más divertido tanto para los
niños como para la maestra.

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