miércoles, 8 de mayo de 2013

El maestro de Educación Infantil

Al escribir la entrada anterior, concretamente sobre las funciones que desempeñan los tutores, pensé en cuales son las funciones de un maestro de Educación Infantil o dicho de otra manera, cómo debe ser un maestro. Por este motivo, he querido reflexionar un poco sobre la figura del maestro y las funciones que personalmente considero más importantes.

Antiguamente se consideraba que el maestro tenía la función de “educar” a los niños, pero la palabra educar se refería al comportamiento idóneo que se esperaba de ellos.
El maestro educaba a sus alumnos para que éstos estuvieran calladitos, no molestaran en clase, hablaran con respeto a los mayores, fueran responsables, buenos estudiantes, memorizaran los contenidos, etc. Para conseguir estos resultados el maestro podía implantar los castigos que considerara oportunos si no se cumplían las normas, incluyendo los castigos físicos.

Si hablamos de la educación infantil, la función del maestro o más bien de la maestra (pues era considerado profesión de mujeres) cambiaba respecto a la enseñanza del alumnado de más edad. En infantil, la función era simplemente asistencial, pues lo único que se esperaba de la maestra es que cuidarán de los niños el tiempo que éstos permanecerían en la escuela.
Afortunadamente esta situación ha cambiado y, aunque la Educación Infantil no es obligatoria, ya no cumple únicamente la función asistencial, sino que en esta etapa el proceso de enseñanza y a aprendizaje tiene el mismo valor que en los niveles educativos siguientes.

En estas edades, el niño pasa de estar en un ambiente familiar, donde se siente seguro y protegido, a estar con personas desconocidas y en un lugar extraño. Por este motivo, el maestro es el encargado de crear un clima afectivo y social agradable, que sea para el niño como una continuidad de su hogar. Si siente seguro consigo mismo, con sus compañeros y con su maestro, podrá desenvolverse y experimentar en ese nuevo entorno, produciéndose así nuevos aprendizajes.

Para que esta continuidad entre el hogar y la escuela sea posible, es muy importante que el maestro colabore con las familias de sus alumnos. El niño aprenderá mejor aquellas cosas que no ve sólo en la escuela, sino también en su hogar. Por ejemplo, si en la escuela le enseñamos la importancia de reciclar pero en su casa no lo hace, difícilmente el niño llegará a adquirir este hábito. Además, la colaboración con las familias también nos servirá para conocer al alumnado y comprender si alguna situación familiar está influyendo negativamente sobre el niño (la llegada de un nuevo hermanito puede provocar que el niño quiera llamar la atención).
El maestro debe propiciar situaciones de aprendizaje novedosas, que llamen la atención del niño, le estimulen y le inciten a querer aprender. Hay que tener en cuenta que estas situaciones deben partir siempre de los intereses de los alumnos y de los conocimientos que ya poseen, pues así el aprendizaje será más significativos.  También debe intentar usar el juego como una estrategia de aprendizaje, pues gracias a él los niños conocen el entorno que les rodea casi sin darse cuenta.

El maestro debe favorecer la socialización de los niños, es importante que cada niño este integrado y se sienta parte del grupo. Para esto, el maestro debe realizar agrupamientos flexibles, en el que los alumnos pasen de trabajar por parejas a pequeños grupos, o de trabajar de manera individual a trabajar junto con toda la clase. De esta manera los niños siempre estarán rotando, conociendo así a cada uno de sus compañeros, se ayudarán mutuamente cuando tengan dificultades y aprenderán a compartir y a cooperar. Sin embargo, pese a que es importante que los niños aprendan a trabajar en grupo, el maestro no debe olvidar la atención individualizada. Cada niño tiene un ritmo de aprendizaje distinto que habrá que respetar. El maestro debe prestar su ayuda a aquellos niños que presenten dificultades y, en caso de sospechar que el niño requiera necesidades educativas especiales, deberá comunicárselo al orientador del centro, para que de manera conjunta establezcan las medidas más adecuadas.
Desde mi punto de vista, el maestro también debe centrar la atención en desarrollar la imaginación y la creatividad de los niños. Creo que se dedican demasiadas actividades a realizar fichas y muy pocas en realizar actividades plásticas, porque requieren mucho más tiempo y más materiales. Sin embargo, creo que los niños aprenden mucho más rápido y de manera significativa cuando hacen cosas por ellos mismos. En las actividades plásticas o musicales el niño es el protagonista y puede crear un sinfín sin cosas además de que es mucho más divertido tanto para los niños como para la maestra.

Por último, creo el maestro también tiene la función de renovarse. Cada día aparecen nuevas técnicas y nuevos materiales que sería interesante trabajar en clase, pero que no se llegan a realizar porque muchos maestros las desconocen.  Lo mismo ocurre con otro tipo de actividades. Algunos profesores están tan acostumbrados a trabajar con fichas que la mayor parte del tiempo se dedica a ellas, pudiendo hacer actividades mucho más llamativas y motivadoras para los niños.
Como es lógico, el maestro de Educación Infantil tiene muchísimas más funciones, pero estas son las que personalmente considero más importantes y por lo que he decidido dedicarles más atención.

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