lunes, 22 de abril de 2013

La construcción de la propia imagen y el Efecto Pigmalión


Nuestra función como docentes es trabajar la construcción de la propia imagen desde las edades más tempranas. Es importante que los niños que se acepten tal y como son, pues solo así se garantizará su buen desarrollo físico y moral.

Además, trabajar la aceptación de sí mismo en educación infantil también tiene una función preventiva,  pues evitará que caigan en trastornos de la imagen cuando crezcan (especialmente durante la adolescencia) como la anorexia, la bulimia, la vigorexia e incluso la obesidad, que aunque no es un trastorno, esta enfermedad impide ver a la persona los problemas de salud que implica.

Debemos tener en cuenta que el docente no sólo debe trabajar el aspecto físico, sino que él mismo debe evitar caer en los prejuicios. En un aula de educación infantil encontramos niños de todo tipo: más tranquilos, tímidos, extrovertidos, más lleno de energía, etc. Por estos motivos el docente debe tener cuidado con los prejuicios pues podemos condicionar a los niños. Por ejemplo, hacer comentarios como “eres malo” “pareces tonto”, “no te juntes con ese niños que no es bueno”… hacen que a la larga el niño se lo acabe creyendo y desempeñe siempre ese rol, pues es lo que los demás esperan de él.
Esto es lo que se conoce como “Efecto Pigmalión”, que consiste en que las expectativas que tenemos sobre una persona puede influir en la conducta de dicha persona.  Hay dos tipos:
  • Positivo: se crean unas expectativas altas en el sujeto, el cual acaba siendo capaz de desarrollar esas conductas o tareas y por lo tanto, aumenta su autoestima. Por ejemplo, “no te preocupes, tu eres capaz de aprobar todos los examen” en este caso, aumenta la seguridad del sujeto, el cual se esfuerza en estudiar y acaba aprobando todos los exámenes.
  • Negativo: se espera poco del sujeto por lo tanto disminuye su autoestima y acaba desempeñando el rol que esperan de él. Tomando el ejemplo anterior, una persona podría decir, “eres tonto, no te molestes en estudiar porque nunca llegaras a aprobar”. Esto crea inseguridades en el sujeto, el cual no estudiaría pues considerara que es una pérdida de tiempo.

Material didáctico
Hace un par de años utilice un cuento para trabajar el respeto por las diferencias individuales, que creo que también es muy útil para trabajar el esquema corporal, pues los protagonistas de esta historia acaban aceptando sus características físicas. El cuento se titula “Me gusta como soy” y su autora es Cristina Covián Méndez.  Trata sobre un niño que esta muy orgulloso de su pelo blanco como la nieve, pero cuando llega el primer día de clase, todos sus compañeros le miraban raro y se ríen de él. Gracias a la imaginación de la maestra, todos los niños se dieron cuenta de que somos diferentes y eso es lo que nos hace ser especiales. Podéis encontrar el cuento fácilmente en Internet, pero por si a caso os facilito un enlace:



 
 

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